Entrevista a Eduardo Lago



(Diario de Ibiza)


ENTREVISTA COMPLETA


Literatura y viajes.

Viajar es una forma invisible de escritura. El epitafio de Keats lo inmortaliza como alguien que inscribió su nombre en el agua. El vuelo de los pájaros es una metáfora perfecta de la escritura. De pequeño, en la playa, observaba cómo los reactores escribían frases en el cielo. Aguardaba intrigado la aparición de cada signo, hasta que terminaba de formarse una frase publicitaria que enseguida empezaba a desdibujarse. La expresión literatura de viajes es redundante. Toda obra literaria es una forma de viaje. 

Usted es un asiduo visitante del Bloomsday, en Dublín. Cuéntenos alguna anécdota o particularidad de dicho acontecimiento.

Los juegos de la lluvia y la luz en la bahía de Dublín, con la ciudad al fondo, y en la orilla, unas chicas con trajes de época, leyendo en voz alta. 

Nueva York es posiblemente la ciudad que más aparece en el cine. Aprovechando que usted vive allí, cuéntenos algo muy poco cinematográfico de ella. 

Las salas del aeropuerto donde se interroga a viajeros inocentes a los que les falta algún papel, haciéndoles sentirse culpables de crímenes que jamás han existido. 

Rescate y relate alguna experiencia que le guste particularmente de su diario de viajes Cuaderno de México.

Los desfiles de hormigas en un jardín de Chiapas. Me recordaban los convoys del ejército que atravesaban la selva. 

 Para el viajero, ¿qué es lo más importante? ¿Llegar a Ítaca o el propio camino hacia Ítaca? 

Los viajes discurren siempre por dentro de uno mismo. Se atraviesa el universo efectuando un recorrido en el que coinciden el punto de partida y el de llegada. Cuando se cierra el anillo, uno ha cambiado de manera tan intensa que resulta difícil reconocerse, pero en el anciano Odiseo sigue vivo el adolescente. 

Su viaje más extraño.

Por los Balcanes, contemplando las cicatrices de la guerra, en un silencio en el que palpitaban gritos ahogados: Belgrado, Sarajevo, Kotor, Montenegro, donde nos perdimos una noche hasta dar con un extraño hotel perdido en las montañas. En plena madrugada, se abrió la puerta de la habitación y durante unos instantes vi la silueta de una mujer, demente sin duda, que desapareció sin decir nada. 

El sitio más curioso en el que ha estado. 

El pasado mes de diciembre, en el muelle sur de Benarés (Asi Ghat), a orillas del Ganges, efectué un paseo que, según el reloj, duró dos horas, pero cuando llegué a las escalinatas centrales, en Manikarnika, santuario principal de las cremaciones, comprendí que el paseo había durado varios siglos. 

Un libro de viajes/un viaje, real o ficticio presente en un libro 

Viaje al fin de la noche, de Céline, ilustración perfecta de la imposibilidad de distinguir entre literatura y viaje. 

Una ciudad.

Nueva York, por ser todas las ciudades. 

Un paisaje.

Los Himalayas, porque es posible borrar la distancia con los demás seres. 

Un Lugar.

La desembocadura del río Chapora, en Goa, vista desde un vapor flotante, por ser la imagen más impactante que he visto en mi vida, en 1979.

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